Esta vez, el realizador francés se mete con la educación. Habiendo impartido un taller de arte dramático en el Instituto Françoise Dolto, de la periferia de París, conoció a François Bégaudeau, profesor de francés, que alcanzó el éxito con la publicación de su novela Entre les murs. La película muestra el transcurrir de un año lectivo, donde asistimos de entrada a la reunión de presentación de los docentes, en la que ya se “huele” lo difícil que será atravesar el año de clases en esa institución. A lo largo de la cinta, los profesores son mostrados con una gran pasión por su trabajo, preocupados por motivar a su grupo de alumnos, cada vez más difíciles de estimular, y ocupados en luchas contra la indisciplina generada entre las cuatro paredes del aula. Y tal es la insubordinación reinante en esa escuela, que vemos a algunos comprometidos maestros perdiendo los estribos o a punto de renunciar a su vocación por la, a veces, interminable lucha contra la falta de interés de los jóvenes por querer aprender algo.
Estamos ante un filme eminentemente hablado. Y ese es el dato más positivo: los diálogos son de una naturalidad apasionante y conmovedora, que se entrecruzan como fulminantes dardos entre profesor y alumnos, cuando las discusiones se tornan álgidas. Y esas disputas tienen su origen en cuestiones (tan banales) como tener que explicar por qué la “hora” de clase tiene 55 minutos y no 60, o por qué hay que aprender a conjugar bien los verbos, o por qué hay que escribir un autorretrato que implica exponerse ante los demás… Banales o no (aparentemente, para el alumnado, no) ciertas clases concluyen sin lograr la exposición del tema del día, siendo (posiblemente) uno de los motivos que genere, casi concluyendo el filme, que una alumna le responda a su maestro cuando éste le pregunta qué aprendió en el año, y reciba la apabullante respuesta: “No aprendí nada”.
Resulta tan irreprochablemente creíble la historia gracias al gran trabajo del guión, de la dirección y del reparto (los alumnos no son actores, sino alumnos en la vida real, al igual que el docente).
No hay final feliz ni edulcoradamente conmovedor. Reflexiva a más no poder, “Entre los muros” nos enfrenta con el dilema de siempre: ¿cuán importante es la educación que se recibe en el paso por las aulas? ¿Qué (difícil) tarea se les presenta a los docentes cuando se enfrentan cada año a su curso de turno?
Hacía 21 años que no se le concedía la Palma de Oro de Cannes a una película francesa y este filme lo logró. Por lo visto y todo lo antedicho, Laurent Cantet también da clase. Y magistral.
Estamos ante un filme eminentemente hablado. Y ese es el dato más positivo: los diálogos son de una naturalidad apasionante y conmovedora, que se entrecruzan como fulminantes dardos entre profesor y alumnos, cuando las discusiones se tornan álgidas. Y esas disputas tienen su origen en cuestiones (tan banales) como tener que explicar por qué la “hora” de clase tiene 55 minutos y no 60, o por qué hay que aprender a conjugar bien los verbos, o por qué hay que escribir un autorretrato que implica exponerse ante los demás… Banales o no (aparentemente, para el alumnado, no) ciertas clases concluyen sin lograr la exposición del tema del día, siendo (posiblemente) uno de los motivos que genere, casi concluyendo el filme, que una alumna le responda a su maestro cuando éste le pregunta qué aprendió en el año, y reciba la apabullante respuesta: “No aprendí nada”.
Resulta tan irreprochablemente creíble la historia gracias al gran trabajo del guión, de la dirección y del reparto (los alumnos no son actores, sino alumnos en la vida real, al igual que el docente).
No hay final feliz ni edulcoradamente conmovedor. Reflexiva a más no poder, “Entre los muros” nos enfrenta con el dilema de siempre: ¿cuán importante es la educación que se recibe en el paso por las aulas? ¿Qué (difícil) tarea se les presenta a los docentes cuando se enfrentan cada año a su curso de turno?
Hacía 21 años que no se le concedía la Palma de Oro de Cannes a una película francesa y este filme lo logró. Por lo visto y todo lo antedicho, Laurent Cantet también da clase. Y magistral.
4 comentarios:
Como te decía en face, nunca me sentí tan terriblemente identificada y retratada en una película como esta. A pesar de lo mucho que la criticaron algunos es terriblemente real!! Y quedé más pasmada al ser un film francés, es decir que tenemos la misma mísera realidad educacional. La escena donde el profesor tiene que de continuo parar de hablar para explicar los términos que usa es patente! y te juro que desgasta sobremanera. Excelentísima.
Sí, el profe demuestra una paciencia insólita, la que pierde el otro profe que entra furioso a la sala de profesores (me mata cuando dice "El alumno X estuvo haciendo ¡ÑAC ÑAC ÑAC! una hora seguidaaa"). Lo que debo reconocer es que no mostraron a ningún profe "que se cague" en los alumnos (q hay menos, pero hay); todos los profes se ven muy consustanciados con su tarea docente, preocupados por los alumnos. Hubiese estado bueno poner a un docente medio irresponsable, como para equilibrar. Pero bueno, es una mirada...
Bueno a mi justamente me pareció diferente, como que todos se preocupan, todos tratan de hacer algo por el pibe por ejemplo pero a fin de cuentas nadie va más allá de lo estipulado "academicamente".Eso también me trajo muchas reflexiones, hasta donde uno realmente ayuda o no.Todo si te fijas siempre queda en las palabras!
La película es monstruosa. No en el buen sentido: en el grandísimo sentido de lo que verdaderamente representa.
Y ojo, muchas veces las premiaciones en Cannes son para el cachetazo. Algunas, literalmente lo son. Pero "Entre les murs" era, indiscutiblemente, la mejor película de la selección. Y por qué no, una de las mejores obras que nos regaló un 2008 extraño ("Synecdoche NY", "Hace mucho tiempo que te quiero", "Slumdog Millionaire", "Gran Torino"...).
Un final que de lejos parece lindo, pero que trata de contrastar "otro final" previo totalmente devastador.
Es que la misma naturalidad de la película hace que ciertas palabras hieran (incluyendo la palabra "zorra", si mal no recuerdo), y es una joyita que golpea y muy fuerte.
Saludos!
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