martes, 1 de marzo de 2011

Crítica - "´De amor y otras adicciones" (2010), de Edward Zwick: COMEDIA ROMÁNTICA DEVENIDA EN INTENSO DRAMA (por halbert)





El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores. (Woody Allen).

Pensar en sexo sin amor, hoy en nuestros días, ya no suena tan absurdo como quizá hace algunas décadas, sobre todo para las mujeres. Y ni hablar de los hombres...
Soberbio, oportunista y, especialmente, mujeriego… Así es Jamie (Jake Gyllenhaal), un visitador médico de una importante mega empresa farmacéutica, que quiere triunfar a toda costa para armarse un futuro más que exitoso. Pero todo cambia cuando conoce a Maggie (Anne Hathaway), independiente y agraciada muchacha que tiene mucho en común con él: su entusiasmo al sexo sin ataduras; sólo que el formidable affaire que mantienen pronto va a mutar en otra cosa, trayendo los consabidos problemas de pareja, además de un tema espinoso que ella, en realidad, no esconde (pero este crítico no develará), que tiene mucho que ver con esa afición al no compromiso por parte de ella.
Hay situaciones cuestionables, que acercan al filme al tratamiento clásico hollywoodense de comedias románticas, especialmente que, en un momento del desarrollo, el joven persiga con su auto el micro donde ella va, lo hace detener, se sube y todos los pasajeros expectantes por lo que él tenga que decir…
El filme no se regodea en el hondo drama que trata; se sube a la acidez e ironía del personaje femenino, y regala diálogos sarcásticos, atractivos, fluidos y, también se permite los románticos. Por ello hay una mezcla de géneros a los que se les echa mano, incluyendo el romance, el drama, la comedia y hasta la denuncia.
Edward Zwick (“Leyendas de pasión”, “El último Samurai”, “Diamante de sangre”) aprovecha para sugerir, indirectamente, una crítica a la poderosa industria farmacéutica, más centrada en agasajar a los médicos con cheques, muestras gratis y merchandising, que en cumplir con su (supuesto) objetivo sanador.
La química entre ambos protagonistas es innegable. La mirada de Hatthaway expresa todo lo que su personaje quiere, desea, siente, busca… Emociona con sus ojos, y con sus lágrimas también. De igual modo, Gyllenhall tiene oportunidad de lucirse en este registro dramático, y lo logra también, humanizando a su personaje. Juntos trascienden la pantalla (además de verse muy sexys en varias escenas desnudos) y comprometen al espectador con una historia de amor… Una más, aunque no es poco.

1 comentario:

Pablo Martinez dijo...

Me gusta mucho el formato de tu blog. La planilla.

Esta peli la tengo que ver. La tengo en dvd trucho. Jeje.

Te invito a mi blog. Un abrazo!

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