La actriz Elizabeth Taylor ha muerto a los 79 años en el Hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles, donde llevaba dos meses ingresada por problemas cardiovasculares.
La actriz participó en 50 películas y ganó dos premios Oscar gracias a 'Una mujer marcada' (1961) y '¿Quién teme a Virginia Woolf?' (1981). Además, participó en cintas como 'Gigante' (1956), 'La gata sobre el tejado de Zinc' (1958) y 'Cleopatra' (1963). Fue un símbolo de la edad de oro de Hollywood y también de su declinar.
Taylor, que se crió en Londres en una familia de intelectuales, vivió una infancia infeliz en la Inglaterra de la Guerra Mundial. Taylor encontró su redención (y después su condena) a través del arte. Primero estudió danza; después se trasladó con su madre a Los Ángeles, gracias al cine, para el que fue descubierta por sus famosos ojos violetas.
Primero llegaron las películas para adolescentes no del todo relevantes, incluida la tercera entrega de Lassie, la serie sobre la perrita. Después, llegó un primer presagio de que Taylor podía ser una actriz importante: 'El padre de la novia', rodado junto a Spencer Tracy. Y, en 1951, el verdadera crack en su carrea, 'Un lugar en el sol', 1951, dirigida por George Stevens y protagonizada junto a Montgomery Clift y Shelley Winters.
Allí, Taylor era la millonaria fría e insatisfecha de un triángulo marcado por las ambiciones y el arribismo social. Una señal del tipo de personajes que Hollywood reservaba para la actriz.
(Fuente: elmundo.es)
La actriz participó en 50 películas y ganó dos premios Oscar gracias a 'Una mujer marcada' (1961) y '¿Quién teme a Virginia Woolf?' (1981). Además, participó en cintas como 'Gigante' (1956), 'La gata sobre el tejado de Zinc' (1958) y 'Cleopatra' (1963). Fue un símbolo de la edad de oro de Hollywood y también de su declinar.
Taylor, que se crió en Londres en una familia de intelectuales, vivió una infancia infeliz en la Inglaterra de la Guerra Mundial. Taylor encontró su redención (y después su condena) a través del arte. Primero estudió danza; después se trasladó con su madre a Los Ángeles, gracias al cine, para el que fue descubierta por sus famosos ojos violetas.
Primero llegaron las películas para adolescentes no del todo relevantes, incluida la tercera entrega de Lassie, la serie sobre la perrita. Después, llegó un primer presagio de que Taylor podía ser una actriz importante: 'El padre de la novia', rodado junto a Spencer Tracy. Y, en 1951, el verdadera crack en su carrea, 'Un lugar en el sol', 1951, dirigida por George Stevens y protagonizada junto a Montgomery Clift y Shelley Winters.
Allí, Taylor era la millonaria fría e insatisfecha de un triángulo marcado por las ambiciones y el arribismo social. Una señal del tipo de personajes que Hollywood reservaba para la actriz.
(Fuente: elmundo.es)
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