jueves, 22 de octubre de 2009

Crítica - "El secreto de sus ojos" (2009), de Juan José Campanella: OTRAS OPINIONES

Como es sabido, "El secreto de sus ojos" está resultando el fenómeno cinematográfico argentino de todos los tiempos . Con casi 2.000.000 de espectadores - cifra claramente inusual e imposible para cualquier producto nacional - sigue encabezando la lista de filmes vistos, a más de 10 semanas de su estreno en agosto pasado.
Para seguir hablando sobre ella, aquí se citan algunos fragmentos de otras críticas recibidas en nuestro país y en otros lugares donde se ha estrenado.


(...) Aquí, por el contrario, tan importantes como los diálogos (soberbios) son los silencios, las miradas, lo no expresado… (...) Si a eso añadimos alguna secuencia de un atrevimiento técnico al que estamos poco acostumbrados en nuestro cine (la del estadio), nos encontramos con una obra muy grande, de las destinadas a perdurar, esta sí, en el recuerdo. Alejado de cualquier experimentalismo, plegándose a las normas más consagradas por el siglo y pico de cine de sentimientos, Campanella consigue una película cuyo simbolismo y metáfora, aunque presentes, no se traducen en una trascendencia empalagosa. Cine para disfrutar, para dejarse absorber durante dos horas, especialmente recomendado para todos los que huyen en el sentido contrario de donde se exhiba una película de habla hispana. No importa el acento ni su procedencia: sólo tener la suerte de disfrutar, sin el tamiz de la traducción, de las interpretaciones de este glorioso trío, sería razón suficiente para una larga estancia de la película en la cartelera. Pero, afortunadamente, no es la única. Bienvenido de nuevo, Juan José.
Escrito por Miguel A. Delgado - La Butaca.net


(...) Tienen los argentinos una tremenda facilidad para el discurso y las réplicas ágiles, y eso lo aprovecha Campanella para descargar el peso de la historia sobre el diálogo. Si el comienzo es muy visual y cinematográfico, con un uso de la fotografía que borra los contornos para centrarse en la pareja, a medida que la historia avanza… la película se hace cada vez más narrativa, con un montaje y planificación que derivan hacia lo televisivo y que se apoyan en la carga de suspense propia del thriller, para terminar —demasiado metraje— “cerrando puertas” con complacencia y un plus de romanticismo. Al final, este thriller policíaco puede verse como el proceso de maduración de un idealista que confía ciegamente en la justicia hasta que la realidad le enseña otra cosa, de un joven enamorado que no se decide por miedo o incertidumbre y que necesita encontrarse con la verdad que esconden esos ojos para poder escribir la letra “A”.
Escrito por Julio Rodríguez Chico - La Butaca.net


(...) Que Darín y Villamil están impecables (¡qué difícil es hacer fácil lo difícil y ellos encima resuelven los desafíos más complicados con absoluta soltura, convicción y naturalidad!), que Francella demuestra aquí de manera definitiva que es mucho más que un simple capocómico televisivo, que la producción y la reconstrucción de época son tan vistosas como rigurosas, que JJC es un dotado para filmar siempre con timing cada remate de sus diálogos, son cosas que a esta altura no sorprenden demasiado (porque ya se podía percibir todo esto), pero en El secreto de sus ojos cada una de esas piezas encajaba a la perfección dentro de una historia multifacética, rica en detalles, en climas, en carnadura humana y en connotaciones sociopolíticas.
Escrito por Diego Battle - otroscines.com

(...) Campanella no necesita recurrir a inútiles golpes bajos y logra el clima casi mágico requerido para que ésta, su nueva producción, no resulte un simple melodrama. Sabe, sin duda, ubicar su cámara en el ángulo exacto y en el momento justo. Escenas como las del partido de fútbol o las finales, con un indudable tinte del mejor cine negro, son algunas de las muestras de su talento, apoyado a su vez en los excelentes trabajos de Darín, Villamil y Francella.
Escrito por Adolfo C. Martinez - lanacion.com


(...) En donde se confirma la infalibilidad de Campanella es no sólo en la dirección de actores, sino en su elección y transformación. Rubión y con arrugas de maquillaje, elogiar a Darín sería, a esta altura, un pleonasmo. La que alcanza una intensidad inédita es Soledad Villamil: cada primer plano de sus ojos expresa, a borbotones, la clase de emociones que las formas judiciales aconsejan acallar. Dos son los cómicos obligados a salir brutalmente de su registro, y están uno mejor que el otro. Rubio y de anteojos, al Sandoval de Guillermo Francella el alcohol le pega mal y la lealtad lo vuelve trágico. Haciendo de comisario muy pesado, el contador de chistes José Luis Gioia es todo un hallazgo. Frente a ellos, el torvo madrileño Javier Godino desmiente aquello de que en una coproducción, los actores extranjeros están siempre de relleno.
Escrito por Horacio Bernades - pagina12.com.ar

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