Madre (Dianne Wiest):
No. No me parece. No para mí. Ya han pasado 11 años (que perdí a mi hijo). Aunque cambia.
No. No me parece. No para mí. Ya han pasado 11 años (que perdí a mi hijo). Aunque cambia.
Rebecca:
¿Cómo?
¿Cómo?
Madre:
No lo sé... Supongo que el peso. En algún momento se torna aguantable. Se torna en algo que puedes evitar y puedes cargarlo como un ladrillo en tu bolsillo. Y hasta te olvidas de eso por un rato, pero luego metes la mano por cualquier razón, y ahí está: "Ah, cierto... Eso".
Puede ser terrible, pero no todo el tiempo. Es como... no que te guste, exactamente, pero es lo que tienes, en vez de a tu hijo. Entonces lo cargas de un lado a otro... y no se va... Lo cual es...
No lo sé... Supongo que el peso. En algún momento se torna aguantable. Se torna en algo que puedes evitar y puedes cargarlo como un ladrillo en tu bolsillo. Y hasta te olvidas de eso por un rato, pero luego metes la mano por cualquier razón, y ahí está: "Ah, cierto... Eso".
Puede ser terrible, pero no todo el tiempo. Es como... no que te guste, exactamente, pero es lo que tienes, en vez de a tu hijo. Entonces lo cargas de un lado a otro... y no se va... Lo cual es...
Rebecca:
¿Lo cual es qué?
¿Lo cual es qué?
Madre:
Lo cual, de hecho, está bien.
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