miércoles, 4 de enero de 2012

ESPECIAL: Top 10 de lo visto en 2011 para "MI CINE - por halbert"

Nina (la ganadora del Oscar por este rol, Natalie Portman) es una brillante bailarina; forma parte de una compañía de ballet de Nueva York y vive completamente absorbida por la danza. Al verla relacionarse con el resto de la gente y, especialmente, con su manipuladora madre (Barbara Hershey), es posible que padezca un malestar del tipo esquizofrénico. Se la ve temerosa, amedrentada por todo la que la rodea. Es brillante en lo suyo y seguramente será elegida por el estricto director de la compañía (Vincent Cassel) para protagonizar el ballet “El lago de los cisnes” de Chaikovski, tema que la tiene muy tensa y estresada. La llegada de una nueva compañera, Lily (Mila Kunis), y la lógica rivalidad con ella se irá agudizando a medida que se acerca el gran día del estreno. La cámara, en continuo seguimiento de su protagonista en planos cercanos resulta opresiva, molesta, tanto como el sentimiento del personaje, en constante desequilibrio. Sobrellevamos su realidad a través de su percepción, y resistimos junto a ella los avatares de su entorno. Darren Aronofsky logra impactar con la mutación física que va sufriendo el personaje; nos duelen las plumas y los huesos de cisne que van poblando el cuerpo de Nina, lógicamente, dentro de su realidad. El retrato de Portman de una artista bajo asedio resulta inolvidable, es imposible apartar los ojos de ella, y compone una de sus mejores actuaciones. Con una calidad técnica prodigiosa, con actuaciones espléndidas del elenco y una música que acompaña y exalta los sentimientos de los personajes, "El cisne negro" es una celebración para el cine, llena de exquisitez y de talento. Una de las mejores películas del año que, seguramente, quedará en el recuerdo como un poderoso drama psicológico que estremece al espectador.



La directora Susanne Bier construye con esta "En un mundo mejor" una sólida película, inexorable, que emociona y nos deja mudos ante la inevitable introspección que suscita. No por nada logró que su película ganara el último Oscar al filme de habla no inglesa. La precisa dirección actoral de Bier saca lo mejor de los niños actores, que deben protagonizar escenas de alta intensidad, ya sea física como emocional. También los actores adultos Mikael Persbrandt y Trine Dyrholm (vista hace poco en "Aguas turbulentas") aportan su gran oficio, ofreciendo momentos de tensión y de reflexión. La mirada de la directora resume en esta historia lo que muchos pensamos: qué difícil se está haciendo para la raza humana poder convivir en paz, poder hacer el bien, poder compartir la vida con los demás y aceptar las diferencias que tenemos con los otros. Pareciera que necesitamos exterminar al que piensa, siente o vive diferente a uno, sin comprender que cada uno tiene una manera propia y única de ser, percibir y valorar al mundo y que, por ende, debemos esperar que cada una de las personas que nos rodea tenga opiniones, hábitos y pautas de vida distintas a las nuestras. Gracias Dinamarca por esta película; gracias Susanne Bier por este sacudón que necesitamos para entender que, enfrentados, no llegamos a ningún lado. Es una verdad que hay que aceptar y en la que debemos fundar las relaciones humanas para una convivencia de mejor calidad… por un mundo mejor.


 Cuesta reseñar un filme así, y sería demasiado reduccionista decir que el argumento trata sobre una familia a lo largo de los años, porque éste es un punto de partida del realizador para presentar su visión del mundo, pero sin dudas es lo más parecido a lo que se conoce como Cine Arte o experimental, sin ser tan narrativo, imponiendo un subjetivo estilo de creación para que el espectador elabore las ideas que le provoque esta experiencia cinematográfica. Gran película, de no fácil visionado, sería superlativo que resulte una película PARA TODOS, pero termina siendo PARA POCOS, dada la idea que tenemos incorporada de "lo que debería" ser el cine. Seguramente, si estuviésemos observando un cuadro, escuchando una sinfonía o admirando una escultura, seríamos menos pretenciosos en cuanto a “entender” más su significado y nos libraríamos más a lo que nos produce emocionalmente. Amén de otras artes, el cine, parece, necesita ser “comprendido” en un 100%, sin alcanzarnos que nos guste estéticamente o nos conquiste desde los sentidos. El filme permite una introspección que no siempre se logra en miles de filmes; deja que el espectador construya la historia en su cabeza. Pero más que nada, provoca emociones (de todo tipo) con la belleza de las imágenes y los sonidos, con los simbolismos implícitos y en consonancia con las escenas que muestran la relación del pequeño Jack con sus padres, con sus hermanitos, con el mundo y con él mismo.


Unos padres llevan una particular manera de educar a sus hijos, quienes jamás han cruzado la valla que cerca la casa, apartada de la ciudad. 
Los jóvenes están siendo criados con métodos que sus padres juzgan apropiados, sin ninguna influencia del mundo exterior, y les han inventando un hermano imaginario, condenado al ostracismo por su desobediencia. 
Los tres viven bajo un régimen cuasi autoritario, que los reduce al nivel de bestias, de animales, de perros. De vez en cuando el padre lleva a Cristina, una mujer para satisfacer las urgencias sexuales del hijo varón. Pero con ella también entran las “amenazas” del mundo exterior y pronto la situación se sale de control. 
El filme es continuamente desconcertante, difícil de digerir, frío en su puesta en escena, pero para subrayar aún más la abrumadora situación. 
Arriesgado y valiente el trabajo actoral, incluyendo escenas que bordean el sexo explícito. Entre la perversión y el terror, este filme sacude a quien lo vea, abriendo su mente de par en par.


Dirigida por el danés Nicolas Winding Refn, su última película cuenta con Ryan Gosling como un conductor ermitaño, parco, como los solitarios antihéroes de los filme de los años 70. No estamos frente a una película “de tiros y persecuciones”, por más que los tenga en impactantes dosis. Es un filme noir, dramático, de acción, romántico, como aquellos filmes que solían hacer Pacino o De Niro hace casi cuatro décadas, donde un antihéroe se veía sumergido en un conflicto que en principio le era ajeno y luego terminaba protagonizándolo, con enormes picos de tensión. Lo que más sobresale es su puesta en escena, remarcando la elección de las locaciones y decorados; el maquillaje y los efectos visuales; el vestuario (incluyendo la chaqueta de Gosling con el escorpión); y especialmente la iluminación, con gran presencia en los exteriores nocturnos, dentro y fuera del auto, y las luces verdes, azules y anaranjadas que recorren constantemente el rostro del protagonista mientras maneja. "Drive" es un festival para los sentidos, con ese tufillo de filme de culto con aires de independiente y personal, gracias al sello de su especial director, que no duda en utilizar la cámara lenta para subrayar situaciones clave, estados de ánimo de los personajes e instancias de enorme suspenso. Gosling confirma cada vez más su estrellato, paradójicamente en filmes de corte más independiente o arriesgado. No es un filme particularmente emotivo o emocionante porque, justamente, lo que prima es la violencia y el crimen; sin embargo resulta innegable percibir que deja una estela entre conmovedora y sensible.


Ya desde el exordio se nos presenta una obra que apunta a los sentidos: con el fondo musical del prólogo de “Tristán e Isolda” de Wagner asistimos al visionado de una especie de cuadros móviles, planos ralentizados de situaciones que, más adelante, cobrarán total sentido, porque pertenecen a instancias dramáticas luego desarrolladas. A partir de allí, el filme comienza a transcurrir, segmentado en 2 partes muy diferenciadas, separadas por las placas “Capítulo 1: Justine” y “Capítulo 2: Claire”, haciendo referencia a los dos personajes centrales de la trama, dos jóvenes hermanas adultas, pertenecientes a una acaudalada familia, pero con enormes problemas de fondo. Pareciera que el interés de la cinta no se orienta hacia lo racional sino más a lo metafísico o emocional, ofreciendo una buena cantidad de escenas con características trascendentales y de planos notables, significativos. Se vive cierta tensión de manera constante, sin advertir lo que está por venir, lo que hace disfrutable su visionado. Párrafo aparte merece la ganadora de la Palma de Oro como mejor actriz en el Festival de Cannes, Kirsten Dunst da muestras de un talento interpretativo que nunca antes había podido demostrar de esta manera. Charlote Gainsbourg como Claire secunda con creces a la protagonista, en esta gran obra del polémico Lars von Trier.


Último trabajo de Pedro Almodóvar, dos años después de que “Los abrazos rotos” (2009) recogiera un gran recibimiento a nivel internacional. Esta vez, el director manchego realiza la adaptación de la novela “Tarántula”, de Thierry Jonquet, entregando un melodrama que bordea el relato de terror, protagonizado por una especie de doctor Frankenstein que juega a ser dios, manipulando a otras personas como experimentos de laboratorio.La escenografía y utilería del filme tienen preponderantes presencias, realzando la bella finca señorial en la que está filmada la película. La música de Alberto Iglesias (que incluye algo de instrumentos electrónicos) así como la cuidada composición de los encuadres, aportan belleza audiovisual, reforzando el drama de sus protagonistas Antonio Banderas y Elena Anaya. Resulta complejo determinar la cuestión protagonista-antagonista, dado que se intercambian constantemente ambos roles. Los dos son víctimas y victimarios del otro, y la vida los une uno al otro en una enfermiza relación que culminará en grandilocuente tragedia. Si bien existen algunos apuntes de humor, en este caso son muy breves, y gana lugar el drama y el horror. La presencia de buenos actores, incluyendo también a la gran Marisa Paredes, le otorgan la credibilidad de la que el guión, por momentos, carece. Eso no quita que se extinga el entretenimiento, es más, todo lo contrario, sólo que el nivel de verosimilitud no es muy alto, y hay que ver la peli con pocos prejuicios para poder entrar en el submundo propuesto por Amodóvar durante 2 turbadoras horas.

El matrimonio compuesto por Becca y Howie Corbett está regresando a su existencia cotidiana en la estela de una horrorosa y repentina pérdida. Hace apenas ocho meses eran una feliz familia suburbana, con todo lo que querían. Pero en un segundo lo perdieron todo: su pequeño hijito de 4 años fue atropellado por un auto conducido por un adolescente. Ahora, ambos están atrapados en el laberinto de la memoria, la nostalgia, la culpa, la recriminación, el sarcasmo, y la rabia estrictamente controlada de la que no pueden escapar. El viaje resultante es una mirada íntima a dos personas aprendiendo a volver a comprometerse entre ellos y con un mundo que se ha salido de su eje. Dirigida por John Cameron Mitchell sobre un guión del aclamado David Lindsay-Abaire, adaptado de la obra ganadora del Premio Pulizter en 2007. El reparto, liderado por la ganadora del Oscar Nicole Kidman, y el nominado al Globo de Oro Aaron Eckhart incluye a la dos veces ganadora del Oscar Dianne Weist.


La trama es muy sencilla, pero su nivel de profundidad es equitativamente complejo. El paseo comienza como un encuentro entre dos personas que intentan seducirse intelectualmente, intercambiando conceptos sobre arte. Pero, de a poco, la incomunicación entre ambos gana terreno y se hace cada vez más evidente en las banales conversaciones, en los reproches y la mutua indiferencia. La vida de los protagonistas es como que se escinde y, sin elipsis, los dos casi desconocidos pasan a ser (o representar, tal vez) una pareja casada desde hace años. Por lo tanto, nunca queda demasiado evidente si acaban de conocerse o si son un matrimonio; o ambas cosas a la vez… Tal vez no importa y toda la trama del filme es sólo una excusa para asistir a diversos momentos que puede atravesar una pareja. Y en todas esas charlas, en todos esos conceptos vertidos por ambos, se logra una identificación que nos acerca a ellos. Notable obra de Abbas Kiarostami, minimalista en su puesta en escena (aunque sobran bellos encuadres) pero compleja a la vez por lo antedicho sobre el doble juego de los personajes. Juliette Binoche es simplemente magnética en este rol: exuda naturalidad y no por nada ganó el Premio a la Mejor Actriz en Cannes 2010. Un filme para un público selecto (especialmente adorador del realizador iraní) que desee regocijarse con las bellezas naturales de un escenario encantador, identificarse con muchas de las reflexiones planteadas y enredarse en un interesante juego de representación.


Jess (Melissa George) necesita un descanso. Madre soltera, con un trabajo de camarera y un hijo autista, recibe la propuesta de un amigo de pasar un día en alta mar, con otros amigos, alejada de todo, como algo más que una buena idea. Pero una tormenta echa "por la borda" la diversión, y los deja flotando a la deriva. Un enorme buque surge de la nada, garantizando un rescate que termina resultando la más grande de las pesadillas. El guión tiene preparada una sorpresa que no conviene develar, pero deja al espectador boquiabierto, al igual que a su protagonista, que descubre una realidad inusitada. No es una película de terror más; no tiene nada que ver con una slasher movie, a pesar del afiche promocional. La película se transforma de golpe en una especie de videojuego interactivo en el que debemos razonar con el personaje de Jess cómo solucionar el conflicto en el que se ha metido sin querer. El metódico montaje cobra una presencia crucial y las paradojas espaciotemporales como herramienta fundamental de la trama funcionan con perfección milimétrica. La narración tiene un in crescendo constante y el clima logrado en la cinta hiela la sangre. Imperdible título de hace un par de años, que descubrí recién ahora y se transfirmó increíblemente en el Top 10 del año. A no dejarla pasar!!!

5 comentarios:

Rafael dijo...

Me sobra Drive y La piel que habito...el resto esta muy bien salvo la ultima que desconosco...como adore el cisne negro...n serio que fue una gran pelicula

Carlos Andrés dijo...

Me alegro por el primer puesto, se lo merece; gran película.
De acuerdo también con Canino, para mí la mejor película del 2010. La piel que habito, Copie conforme The tree of life y Rabbit hole, muy dignas las tres. Exclentes en lo suyo.
No he tenido la oportunidad de ver aún In a better world y Triangle, pero las ganas no faltan, sobre todo con la primera.
Melancholia la tengo descargada hace unos días, pero el tiempo se disminuye y no la he podido ver.
Drive me parece sobrevalorada, la encuentro artificiosa y vacía.

Saludos.

Víctor dijo...

También me sobra Drive, las restantes 9 muy bien elegidas (aunque con las de Binoche y Almodovar no he tenido el placer), sorprendente la número 10, pero sí, tiene merecida una mención entre lo más interesante del año a pesar que es más antigua.

Rodrigo Moral dijo...

Llegué como un real human being and a real hero a salvar a mi queridísima DRIVE de esta encarnizada matanza. A mí me encantó, y creo que es justa su presencia ahí. Cosas de gustos, estoy seguro. A mí me dejó emocionado. Y no en el sentido de las lágrimas (como bien decís, no se basa en las emociones ni en el impacto emotivo, sino en la frialdad y la violencia).

Sobre CISNE NEGRO, es una película enorme, y ciertamente resulta difícil mirar otra cosa que no sea a PORTMAN. Aunque a veces es necesario, para comprender los trucos del director, los juegos de roles y cómo la escenografía influye en las lecturas, bajo el amparo del lago de los cisnes.
Sobre EN UN MUNDO MEJOR, el universo sabe que aunque esté de acuerdo con el mundo, no me parece mejor que otras nominadas. Una película más. Sí me parece notable cómo Bier se encarga de dirigir a esos chiquillos. Lo hacen genial. El resto, es más o menos olvidable.

Es cierto que EL ÁRBOL DE LA VIDA es una película para pocos. Pero la gente también hizo lo suyo para que lo sea. Con comentarios reaccionarios, furiosos, convirtieron a esta película en una amenaza. Seamos honestos: una película de Pitt llena una sala. ¿O no? Hace años que veo sus estrenos en cine, y desde BEN BUTTON hasta BURN AFTER READING (una tremendamente popular y otra chiquita) llenaron un cine. Pero EL ÁRBOL DE LA VIDA era una reunión de egresados que cumplían bodas de oro. La mitad de la gente estaba muerta. La otra mitad, ahí.. sin nada más.
Se basa en el modo en que el lector/espectador siente. Una película que arde, pero que también congela. Que punza, pero también roza.
COLMILLOS es, para mí, la mejor película del listado. Es divertidísima, y tragiquísima. Un cine, en mi caso, jamás antes visto. La primera escena, desconcierta. COMPUTADORA: EL PASTO QUE HAY EN NUESTRO JARDINCITO RECIBE EL NOMBRE DE COMPUTADORA. PARADIGMA: LAS COMPUTADORAS NECESITAN DE LA LUZ DEL SOL. Y uno con cara de WTF?
Y así, miles de cosas más. Cuando recién te enfrentás, creés que terminará siendo un bodrio. Pero después, la misma historia va cerrando LÓGICAMENTE todo ese círculo, va atando TODOS los cabos. Cuando la volvés a ver, te das cuenta de que nada estaba de más. De que es perfecta (me recuerda a LA INVENCIÓN DE MOREL, donde hasta las imágenes visuales más tontas tenían un sentido cuando el lector volvía a ellas en una segunda lectura).

MELANCHOLIA y LA PIEL QUE HABITO son dos películas atípicas, y a su vez más que típicas de sus directores. No termino de estar de acuerdo con un aspecto que marcás de la segunda. El terror le gana al humor. Yo no la vi así. Me pareció todo lo contrario.

Y finalmente, las chiquitísimas EL LABERINTO y COPIA CERTIFICADA. La primera, sorprende que no haya tenido tanta repercusión. Después de todo, es la típica película que tiene éxito. De esas medio lacrimógenas, aunque no busquen serlo. Y es profunda, cava en la tierra; esas madrigueras nos permiten viajar más allá del dolor. Algo así pasaba con SHORTBUS, no sé si la viste, donde esas madrigueras existían. Aunque no aparecían en escena. Simplemente aparecía en la lectura de cada uno.
Y la segunda, es de esos ensayos encantadores sobre la vida misma. Como una cámara que espía a dos personas tratando de suponer si son hermanos, primos o padre e hija. Acá, en este caso, el juego es otro, y se basa como vos decís en que se conozcan desde hace mucho tiempo o no.
Binoche revienta la pantalla. Los gestos y el modo en que es capaz de plantear los cambios de personalidad. Actriz de, si me permitís el término, la re putísima madre. La amo con locura.

Sobre la última, me limito a decir que no la vi. No comento nada más porque acabará siendo más largo ésto que tu revisión. Muy acertada (bah, no: muy coincidente con la mía), muy buena.

Te las dejo en mi orden:

DOGTOOTH - DRIVE - LA PIEL QUE HABITO - THE TREE OF LIFE - COPIE CONFORME - MELANCHOLIA - BLACK SWAN - RABBIT HOLE - IN A BETTER WORLD.

Saludos.

Angel Pozo (Las buenas notas) dijo...

Excelente TOP...

No vi The tree of life (siento que esa es verla en cine sin distraerte) y aquí en casa me distraigo. Me gustó el 1er lugar y faltó en tu lista "127 horas"

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