lunes, 9 de mayo de 2011

Crítica - "Poder que mata" (2010), de Doug Liman: DE GOBIERNOS CORRUPTOS Y ESPÍAS DESCUBIERTOS (por halbert)














Con un mejor título local que el original (“Fair game”, que podría traducirse como “Juego limpio”), “Poder que mata” presenta una historia verídica, bastante reciente, ocurrida en los EEUU post 11-S.
Valerie Plame era una agente encubierta de la CIA cuya identidad fue filtrada a los medios por personal del gobierno norteamericano, en el mismo momento que estaba indagando sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Además, su marido, Joe Wilson, era un diplomático muy crítico con la política exterior de George W. Bush, por lo que se podría sospechar que había intenciones de venganza por parte del gobierno, en el hecho de delatar a Valerie. Por ello, el jefe de personal del vicepresidente, Dick Cheney, fue acusado de perjurio y obstrucción de la justicia. Basándose en el libro autobiográfico ‘Fair Game: My Life as a Spy, My Betrayal by the White House’ (Juego limpio: Mi vida como espía y la traición de la Casa Blanca), Doug Liman, director de "Jumper", "Señor y Señora Smith" e "Identidad desconocida", se puso al frente de este biopic sobre esta mujer y su esposo, aunque tiene un tratamiento más similar a los thrillers de acción. Sin embargo, el director se permite alternar este enfoque mezclando situaciones de la vida cotidiana del matrimonio protagonista: con sus hijos, con sus amigos, en la intimidad y, más especialmente, en la desdicha que les provoca la situación en la que están inmersos.
La química entre la siempre excelente Naomi Watts y el siempre impecable (no tanto esta vez) Sean Penn, sigue intacta desde “21 gramos”: ambos se entregan incondicionalmente para contar una historia políticamente espinosa.
Una gran escena, protagonizada por Penn, expresa unas cuantas verdades que muchos ciudadanos de un país sienten, y dice lo siguiente: La responsabilidad de un país no está en manos de unos pocos privilegiados. Estaremos libres de la tiranía mientras cada uno de nosotros recuerde su deber como ciudadano; ya sea para denunciar un bache en la calle o mentiras en el discurso ante el Congreso. Exijan la verdad, democracia no es clientelismo. Aquí es donde vivimos y donde lo harán nuestros hijos.
Lo más interesante del filme (además de su veracidad) es justamente la alternancia de mostrar la doble vida de estas personas: la humanización de los personajes dentro de su casa y en su intimidad, por un lado; y la coraza que deben llevar puesta al enfrentarse a su trabajo diario. Sin embargo, el hecho verídico (y vergonzoso) en el que se basa el filme y que desnuda la manipulación de un gobierno por encima de su pueblo, tiene el peso suficiente para darle una oportunidad a esta película, siempre y cuando sirva, además de como entretenimiento, como vehículo para la reflexión acerca de la malversación del poder.

1 comentario:

Rodrigo Moral dijo...

Seguramente la este viendo en los proximos dias, si es que finalmente llega a los cines. De cualquier manera, ya la habia visto, y esta segunda vez es por puro placer. La pelicula me parecio sensacional, aunque no estoy de acuerdo en lo de Penn: creo que se luce mucho mas que su compañera, y esta bastante mas que bien.

¡Saludos!

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