jueves, 10 de junio de 2010

Crítica - "Tetro" (2009), de Francis Ford Coppola: PENOSO GUIÓN, GENIALMENTE FOTOGRAFIADO (por halbert)




Francis Ford Coppola es y será uno de los más grandes directores que Hollywood haya dado. No hay más que pensar en, obviamente, la trilogía de "El padrino", su gran "Dracula", un clásico como "Apocalipsis now", "La ley de la calle", "La conversación", y tantas otras.
En 2008 preparó en Argentina este nuevo filme, apoyándose en la inmigración italiana que pobló el país en los inicios del siglo XX.
En "Tetro", Bennie Tetrocini (Alden Ehrenreich), de 17 años, llega a Buenos Aires para buscar a su hermano, quien huyó hace diez años del seno de una familia capitaneada por Carlo (Klaus Maria Brandauer), un renombrado director de orquesta sinfónica. Cuando Bennie por fin encuentra a su hermano mayor, el brillante poeta Tetro (Vincent Gallo), se da cuenta de que es todo lo contrario a lo que él esperaba. En lugar de ser el genial hermano que fue el ídolo de su infancia, Tetro es ahora un hombre aislado y escéptico. Durante el tiempo que Bennie pasa con su hermano y la novia de éste, Miranda (Maribel Verdú), los dos vuelven a vivir las tempestuosas experiencias de su pasado, dejando al descubierto un impensado secreto que modifica de raíz la relación de ambos hermanos.
Muy cercana a una tragedia griega, Coppola propone un guión algo desmañado, carente de fuerza, donde hay secretos ocultos conectados con las relaciones familiares, tan visitadas por Francis en sus míticas historias cinematográficas, pero esta vez con giros casi telenovelescos.
Con un extensísimo running time (127 minutos), Coppola parece estar imposibilitado de elipsar situaciones que no aportan nada a la trama central, alargando hasta el tedio la esperada (?) resolución. La larga secuencia del viaje al Festival de la Patagonia sobra entera y no cuaja con nada, describiendo un concurso de teatro conducido por una despiadada crítica de arte (desaprovechada Carmen Maura, al margen de que está correcta en un rol pensado para Javier Bardem) y cubierto para la TV nada menos que por la mismísima Susana Gimenez – haciendo de ella.
Lo más interesante de este último filme de Coppola es la hipnotizante fotografía en blanco y negro, que retrata así el presente de la historia, incluyendo flashbacks a color. Además, el uso de lentes gran angular, sumado a una cámara “quieta”, genera encuadres muy bellamente compuestos por el gran director de fotografía Mihai Malaimare Jr., sumando angulaciones contrapicadas para dar cuenta del padecimiento de sus protagonistas y suntuosos travellings que los acompañan por los exteriores de La Boca.
Filmada en una gris Buenos Aires, y con una gran presencia de la música compuesta por Osvaldo Golijov, el gran elenco tiene un alto porcentaje de actores nacionales, con desiguales participaciones: Silvia Pérez, Rodrigo de la Serna, Erica Rivas, Mike Amigorena, Leticia Brédice, Sofía Gala Castiglione, varios de ellos representando personajes algo arquetípicos, caricaturescos, fellinianos (aunque éste no sea un filme de Fellini).
Con más contras que pros, coproducida por Estados Unidos, España y Argentina, esta última apuesta del hoy más indie Coppola, incluye ciertas metáforas y pasajes donde se combina música, danza y recuerdos, resultando ser lo mejor de un filme que no llega a ser redondo, ni tampoco cuadrado, porque ambas figuras son perfectas, y “Tetro” está muy lejos de parecerlo…

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