Juan, funcionario de prisiones, se presenta en su nuevo destino un día antes de su incorporación oficial. Allí, sufre un accidente minutos antes de que se desencadene un motín en el sector de los FIES, los presos más temidos y peligrosos. Sus compañeros no pueden más que velar por sus propias vidas y abandonan a su suerte el cuerpo desmayado de Juan en la celda 211. Al despertar, Juan comprende la situación y se hará pasar por un preso más ante los amotinados.
Esta es la cuarta película en la filmografía de Daniel Monzón, tras “El corazón del guerrero” (2000), “El robo más grande jamás contado” (2002), y “La caja Kovac” (2006). El ex crítico ahora se atreve a adaptar la novela de Francisco Pérez Gandul, sobre un motín en el que accidentalmente se ve envuelto un funcionario de prisiones a punto de incorporarse al trabajo. El mayor atractivo de la película, aparte de su originalidad, es la presencia de Luis Tosar componiendo a Malamadre, un antagonista que ya se presume poderoso en los avances de la película, y que le ha valido al actor una nominación al Goya (además de otras 15 candidaturas que tiene el filme, siendo el más nominado a estos premios).
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