Es bastante común que ciertos matrimonios bien avenidos, en algún momento (y luego de dos décadas de permanecer juntos), se sientan distanciados y comiencen a mirar "para afuera".
Las crisis en el matrimonio forman parte de la convivencia, no existe alguno que no haya pasado por una crisis importante que haya hecho tambalear la pareja. Existen varios tipos de crisis pero todas ellas implican un cambio en la relación, pudiendo salir ambos fortalecidos o en camino a una ruptura definitiva. Dentro de los conflictos más graves y difíciles de superar están los causados por la infidelidad: una vez descubierto el engaño, la relación del matrimonio suele romperse.
Algo similar le sucede a Catherine, ginecóloga de alta sociedad, que sospecha que su esposo David, un maduro profesor inteligente y atractivo, muy idolatrado por su alumnado, le es infiel con una de sus estudiantes. Para colmo, sus coqueteos habituales con cualquier mujer hermosa que se le cruce (piropea a la moza de un restaurante frente a su esposa) no ayudan a disipar esas sospechas.
En lugar de encarar el tema de frente, y para ponerlo a prueba, la mujer encargará los servicios de Chloe, una jovencita y muy atractiva acompañante sexual, para comprobar si su esposo es de los que se dejan seducir fácilmente.
Generado el primer cruce “accidental” entre la joven y el hombre, Chloe se encuentra con Catherine y le confirma que su marido se dejó llevar por la tentación, dándole precisos detalles sobre el encuentro. Los calientes cuentos de Chloe sobre sus cruces con David embarcan a Catherine en un viaje de redescubrimiento sexual y sensual, que la hace distanciarse de su objetivo principal. Nace así un vínculo que desconocían, una relación que excede el marco contractual, dejando entrever en Chloe un inusual sentimiento hacia la mujer, sumando confusión al complejo escenario.
Muy lejos de “El dulce porvenir” o “Ararat”, Atom Egoyan presenta una historia más digna de gracia que de reflexión. Cercana al estilo de dirección de Adrian Lyne (responsable de “Atracción fatal”, “Propuesta indecente”, “Infidelidad”, entre otras) lo antedicho respecto de la pérdida del objetivo principal del personaje de la mujer, aplica a su director.
Las crisis en el matrimonio forman parte de la convivencia, no existe alguno que no haya pasado por una crisis importante que haya hecho tambalear la pareja. Existen varios tipos de crisis pero todas ellas implican un cambio en la relación, pudiendo salir ambos fortalecidos o en camino a una ruptura definitiva. Dentro de los conflictos más graves y difíciles de superar están los causados por la infidelidad: una vez descubierto el engaño, la relación del matrimonio suele romperse.
Algo similar le sucede a Catherine, ginecóloga de alta sociedad, que sospecha que su esposo David, un maduro profesor inteligente y atractivo, muy idolatrado por su alumnado, le es infiel con una de sus estudiantes. Para colmo, sus coqueteos habituales con cualquier mujer hermosa que se le cruce (piropea a la moza de un restaurante frente a su esposa) no ayudan a disipar esas sospechas.
En lugar de encarar el tema de frente, y para ponerlo a prueba, la mujer encargará los servicios de Chloe, una jovencita y muy atractiva acompañante sexual, para comprobar si su esposo es de los que se dejan seducir fácilmente.
Generado el primer cruce “accidental” entre la joven y el hombre, Chloe se encuentra con Catherine y le confirma que su marido se dejó llevar por la tentación, dándole precisos detalles sobre el encuentro. Los calientes cuentos de Chloe sobre sus cruces con David embarcan a Catherine en un viaje de redescubrimiento sexual y sensual, que la hace distanciarse de su objetivo principal. Nace así un vínculo que desconocían, una relación que excede el marco contractual, dejando entrever en Chloe un inusual sentimiento hacia la mujer, sumando confusión al complejo escenario.
Muy lejos de “El dulce porvenir” o “Ararat”, Atom Egoyan presenta una historia más digna de gracia que de reflexión. Cercana al estilo de dirección de Adrian Lyne (responsable de “Atracción fatal”, “Propuesta indecente”, “Infidelidad”, entre otras) lo antedicho respecto de la pérdida del objetivo principal del personaje de la mujer, aplica a su director.
El planteamiento dramático inicial resultaba sugestivo y generaba cierto interés, pero a medida que avanza el metraje, el filme se convierte en una mediocre readaptación de una relación obsesiva. Lo que podía haber sido una profunda mirada acerca de las relaciones matrimoniales y sus devaneos, se diluye en una especie de thriller yankee, casi pochoclero.
Los muy grandes Julianne Moore y Liam Neeson conforman el matrimonio en problemas, fracturado por culpa de los celos y las infidelidades. Amanda Seyfried (“Mamma mia”, “Querido John”) da vida a la protagonista del título, animándose a desnudarse ante cámara y jugar escenas de sexo lésbico, bien alejada de sus roles anteriores.
A pesar de tener una muy estética puesta en escena (la casa del matrimonio se muestra muy bellamente fotografiada, y juega mucho con la transparencia de vidrios y ventanas), el filme, basado en la película francesa “Nathalie X” (2003) dirigida por Anne Fontaine, con Fanny Ardant, Emanuelle Béart y Gérard Depardieu, no logra elevarse y se conforma con el morbo que puede provocar la enmarañada cuestión.
“Chloe” se presenta como un filme interesante en el que sin lugar a dudas destacan las interpretaciones de sus grandes actores, pero la nueva contribución de Egoyan resulta, al menos, cuestionable, y “solamente” entretiene (asumiendo que no era el único propósito).
Los muy grandes Julianne Moore y Liam Neeson conforman el matrimonio en problemas, fracturado por culpa de los celos y las infidelidades. Amanda Seyfried (“Mamma mia”, “Querido John”) da vida a la protagonista del título, animándose a desnudarse ante cámara y jugar escenas de sexo lésbico, bien alejada de sus roles anteriores.
A pesar de tener una muy estética puesta en escena (la casa del matrimonio se muestra muy bellamente fotografiada, y juega mucho con la transparencia de vidrios y ventanas), el filme, basado en la película francesa “Nathalie X” (2003) dirigida por Anne Fontaine, con Fanny Ardant, Emanuelle Béart y Gérard Depardieu, no logra elevarse y se conforma con el morbo que puede provocar la enmarañada cuestión.
“Chloe” se presenta como un filme interesante en el que sin lugar a dudas destacan las interpretaciones de sus grandes actores, pero la nueva contribución de Egoyan resulta, al menos, cuestionable, y “solamente” entretiene (asumiendo que no era el único propósito).
3 comentarios:
Amiable post and this enter helped me alot in my college assignement. Say thank you you for your information.
me la apunto para verla!!!!
un saludo
Es entretenida pero también cautivadora, interesante porque no sólo muestra el meollo de las relaciones humanas y del conflicto entre pareja sino que también aborda el tema de las la prostitución en donde la única herramienta de trabajo de las mujeres es su cuerpo. Buena cinta por cierto me recordó a la serie O negocio.
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