lunes, 23 de noviembre de 2009

PERSONAJES MEMORABLES (y los actores que les dieron vida): Anthony Perkins como Norman Bates

No son pocos los que recuerdan el llamativo y enfermizo contenido de la película “Psicosis” dirigida por el genial Alfred Hitchcock. En ella un joven y magistral Anthony Perkins daba vida a Norman Bates, un enfermo mental que, en apariencia, se circunscribía a ser un edípico muchacho controlado por una posesiva madre. Pero en la práctica, Norman era un asesino que, adoptando inconscientemente la naturaleza de su difunta progenitora, causaba la muerte de aquellas mujeres a las que su madre nunca le hubiera permitido acercarse.
Decir que Anthony Perkins personificó a Norman Bates a la perfección, es indiscutiblemente cierto. Cuando uno ve el filme, la identificación del actor con el personaje es tan fuerte y sólida, que la línea entre Perkins y Bates es casi invisible.
El entonces joven actor mostraba algún parentesco con el look de “nene de mamá”, y tal es así que volvió a personificarlo 3 veces más, en las secuelas que siguieron a la “Psycho” original (ninguna tan buena como la primera).
Perkins fue la primera y única elección de Hitchcock para llevar adelante el rol; éste ya había conferido a sus personajes anteriores una nota neurótica y extraña, en varios filmes de los 50´s.
El retrato poderoso y atrayente que Hitchcock había trazado, se basaba en hechos reales y en una persona en particular: Edward Gein, un hombre que había ejercido su actividad delictiva hasta muy pocos años antes de la filmación de la película.
Al personificar a Bates, un aparentemente inocente joven dueño de un hotel de ruta, que no acepta la muerte de su madre, Perkins dio cuenta de lo sombrío que puede yacer debajo de un ingenuo rostro.
Al ver repetidas veces las escenas de la película, los detalles añadidos por Perkins al personaje resultan fascinantes: cierto amaneramiento al correr de la casa al hotel, una forzada cortesía, tics vocales nerviosos, la forma en que miraba a las personas que podían resultar amenazantes con su “madre”, la compulsiva ingesta de caramelos (ésta última, idea del actor), etc.
A pesar de que sus allegados insistieron para que no abordara el rol del psicótico personaje, él desestimó esos comentarios y aceptó sin rodeos, demostrando, con los años, que no se había equivocado. Todo personaje que abordó posteriormente jamás ensombreció la gran creación que había logrado con Norman Bates.


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