En un viaje en avión, Nicolás (Ricardo Darín) encuentra casi por casualidad a Ingrid (Irène Jacob), una joven mujer que viaja junto a su hijo. Él es inventor de juguetes y ella es ornitóloga. El niño, Raúl (Víctor Valdivia) tiene 8 años y es un gran fantaseador. Los tres se unirán en una gran historia de amor y se convertirán en una familia, pero luego de dos años, Ingrid decide que todo se ha acabado y le pide a su marido que se marche, sin explicación alguna y a pesar de que lo sigue amando. A partir de ello, Nicolás enfrenta una situación en la que intentará retener a su esposa, pero también empezará a fijarse en Sezar, una cajera de supermercado (Bebe), que también arrastra complejas circunstancias.
Como una especie de cuento de hadas, el director José Luis Cuerda no alcanza la maestría de su gran "La lengua de las mariposas", y propone una historia algo presuntuosa, basada en la novela “La educación de un hada” del francés Didier Van Cauwelaert, con características en los personajes algo idealizadas, posiblemente como sucede en las ficciones para niños. No necesariamente es irreal esta historia o sus criaturas protagonistas, sino más que nada el tratamiento de esos personajes y las relaciones y algunos diálogos entre ellos. Hay un tipo de magia en el enfoque de este guión, que podía haber sido más estándar porque, en verdad, lo que se nos cuenta es una situación real y lógica. En eso es en lo que gana el filme pero, a su vez, también lo hace perder, dado el distanciamiento que pueden provocar algunas decisiones de los personajes, algo alejadas de los convencionalismos: lo que se pretende mágico, por momentos, resulta artificioso. Sin duda, el aporte mayor a esta especie de historia encantada, lo hace el contexto espacial en el que se mueven los personajes, basado en una puesta en escena y una ambientación preciosista: una casa grande con paredes de piedra, asentada en una finca muy cerca del bosque, con gigantescos árboles, muchas hojas otoñales caídas, cielos grisáceos y una casilla de madera que hace parecer que viven en otro tiempo, y sirven para generar los momentos más cautivantes de esta pequeña fábula. Sin llegar a deslumbrar, por todo lo apuntado en estas líneas, el filme se ve con gusto, pero no logra emocionar como lo pretende. Es de destacar esencialmente la presencia de la hoy famosa Bebe, no sólo como cantante (es ella la encargada de regalar una canción en los créditos de cierre) sino como actriz, con el personaje más creíble y el que deja mayor huella en este algo presumido cuento de hadas.
1 comentario:
Bueno, que yo no le hubiera dado tanto con una caño, jajajaja. En realidad algo de lo que decis es cierto, la mezcla de ambos mundos parece por momentos forzada, pero aún asi me gustó mucho la peli. La ambietación ayuda, si!!! muy buena la apreciación!!!
Bebe, extraordinaria, y la canción, excelente!!!
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