domingo, 10 de mayo de 2009

Crítica - "El lector" (2008), de Stephen Daldry: SENSIBLE Y CONTROVERSIAL RELATO DE UN AMOR DE POSGUERRA (por halbert)

La historia de "The reader (El lector)" comienza en la Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Volviendo del colegio, el adolescente Michael Berg (David Kross) se siente de pronto enfermo y Hanna (Kate Winslet), una desconocida, lo ayuda. Una vez recuperado, Michael busca a Hanna para darle las gracias, comenzando un apasionado y secreto romance entre ambos, a pesar de la diferencia de edades. Michael descubre que a Hanna le encanta que le lea y su relación física se hace más profunda. Hanna encuentra un inmenso placer en las lecturas que le hace Michael de fragmentos de “La odisea”, “Las aventuras de Huckleberry Finn” y “La dama del perrito”. Pero, pese a la intensidad de su relación, Hanna desaparece un día misteriosamente dejando a Michael confuso y desconsolado. Años más tarde, siendo estudiante de Derecho, Michael asiste a los juicios por los crímenes nazis y se shockea al encontrarse de nuevo con Hanna, pero esta vez como acusada en un juicio. A medida que se va revelando el pasado de la mujer, Michael descubre un profundo secreto que tendrá un gran impacto en la vida de ambos.
La versión cinematográfica de El Lector, obra literaria homónima de Bernhard Schlink, “salta en el tiempo” mediante una estructura que transporta al espectador al interior de la vida del personaje principal en varios momentos diferentes de su vida, durante la década de 1950, la de 1960 y la de 1990.
La parte más rica e interesante sucede en la primera hora de película, donde ambos personajes se van conociendo, intercambiando momentos llenos de erotismo, literatura y, hasta en algún punto, amor. La segunda parte tiene más densidad y reflexión, especialmente en los momentos del juicio, donde Hanna intenta defenderse de acusaciones sobre un hecho terrible del pasado. Como espectadores, nos metemos de lleno en una disyuntiva, dado que descubrimos junto a Michael una identidad desconocida del personaje de Winslet, que podría resultar aberrante desde el punto de vista moral, por las acusaciones que recibe (sin entrar en detalles); sin embargo hay veces en las que se puede sentir compasión por ella, dada la forma en la que el director la presenta y, especialmente, por una singular carencia que sufre (también, sin entrar en detalles) que determinan su destino, inexorable y atroz.
Para el papel de Michael, el joven cuya vida se ve marcada para siempre por su relación con Hanna, el director seleccionó a dos actores para cubrir la dramática evolución de treinta años por la que pasa el personaje: David Kross, un actor relativamente desconocido, que cumple con creces este rol, mostrando la vulnerabilidad del adolescente, y posterior desasosiego del joven más crecido; y por otro lado el veterano Ralph Fiennes, que con su entumecido Michael adulto intenta sanar la carga que lleva de por vida.
Kate Winslet resulta llanamente extraordinaria, aportando no sólo su belleza a su gélida Hanna, sino su aridez, su fragilidad, su dureza, su inocencia, su culpabilidad, su redención...
Stephen Daldry ("Billy Elliot", "Las horas"), entrega un filme imperdible (tal vez algo alargado hacia el final), pero indudablemente inquietante, reflexivo, sensible y controversial.

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