* * (Regular)
Mientras Jerry (un adulto, eterno adolescente) intenta sabotear una planta eléctrica, sufre una descarga y acaba magnetizado. Sin querer, borra todas las cintas del viejo videoclub donde trabaja su amigo Mike, que corre peligro de ser demolido. Para mantener a la escasa clientela, Jerry y Mike deciden rodar ellos mismos los largometrajes que la gente del barrio alquila, realizando remakes caseras de las películas, y se quedan asombrados al descubrir que sus versiones son un auténtico éxito. Ayudados por unos cuantos vecinos, empiezan a dedicarse a la producción de filmes reversionados, desde “Los Cazafantasmas” hasta “2001, odisea del espacio”. No sólo consiguen dar un nuevo impulso al videoclub, sino a toda la comunidad. Con un excelente y original planteamiento, digno del inquieto cerebro de Michel Gondry, el guión promete una alocada aventura de estos dos amigos intentando grabar los filmes piratas. Y, en principio, lo cumple; pero cuando la novedad se acaba, no hay mucho más para contar, y la (supuesta) divertida comedia se transforma, en los minutos finales, en un pretencioso homenaje al cine. Resulta poco creíble ver a todo el pueblo reunido en las calles, frente a la puerta del videoclub, contemplando en pantalla gigante (léase: sábana blanca extendida) las imágenes filmadas por los amigos y vecinos, aplaudiendo y vitoreando e impidiendo que el videoclub se cierre. Fallida obra de Gondry (otra más), que tiene entre sus principales intérpretes al ya repetido Jack Black, un correcto Mos Def, el veterano Danny Glover y unas desaprovechadas Mia Farrow y Sigourney Weaver.
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