* * * * (Muy Buena) La exploración de un oscuro secreto familiar y la historia de una pasión se entrelazan en el viaje interior de François, un joven solitario que, en el día de su quinceavo cumpleaños, le es revelada una verdad abrumadora, pero que a la vez le permitirá reconstruir el pasado de su familia.
La historia se desarrolla ambientada mayormente en la década del ’50, y es narrada desde el punto de vista del introvertido adolescente, que está convencido de ser una permanente fuente de desilusión para su padre y su hermosa madre. Y esta sensación de inadecuación a lo que sus padres esperan de él, parece estar íntimamente justificada por el hecho de haber descubierto incómodas verdades de las vidas de sus progenitores cuando, jóvenes, vivían su condición de judíos en la Francia ocupada. Con la época del Holocausto como telón de fondo, esta saga familiar atrapa al espectador por la forma en que el montaje va develando de a poco la trágica historia del pasado que marcó a fuego el presente de la familia.
El director convierte esta trama de intriga y tensión emocional en una especie de postulado dramático sobre la culpa y el perdón, y sobre ciertas decisiones personales que quedan marcadas a través de las generaciones. Con una impecable puesta en escena, el realizador se mueve fluidamente a través de tres momentos temporales diferentes, apoyado en un magnífico desempeño de todo el elenco.
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