La película, basada en hechos verídicos que inspiraron al director, se sostiene constantemente durante sus 90 minutos.
El clima de suspenso y terror va in crescendo, llegando a alterar al espectador en su butaca. La opresiva atmósfera que se respira quita el aliento y genera un sufrimiento difícil de sofocar.
Utilizando los mismos elementos de todo filme de terror (golpes, silencios ensordecedores, chirridos de puertas, gritos, apariciones sorpresivas, corridas, cuchilladas, hachazos, disparos y demás), la historia, al estar basada en un hecho policial verídico, sólo por esto parece pertenecer más al subgénero del drama de suspenso; sin embargo, la utilización de inocentes caretas infantiles por parte de los malvivientes, resulta aún más siniestro y genera terror en los momentos álgidos.
Utilizando los mismos elementos de todo filme de terror (golpes, silencios ensordecedores, chirridos de puertas, gritos, apariciones sorpresivas, corridas, cuchilladas, hachazos, disparos y demás), la historia, al estar basada en un hecho policial verídico, sólo por esto parece pertenecer más al subgénero del drama de suspenso; sin embargo, la utilización de inocentes caretas infantiles por parte de los malvivientes, resulta aún más siniestro y genera terror en los momentos álgidos.
Liv Tyler se destaca especialmente, en este filme de pocos actores, entregando una acongojada y aterrorizada víctima de estos homicidas que disfrutan de asesinar "porque sí". Al límite de ser ejecutada, Kristen pregunta a una de las asesinas: "¿Por qué hacen esto?", y recibe la indignante respuesta: "Porque estaban en casa".
La violencia sin justificación y la arbitrariedad con que son torturados y masacrados estos jóvenes, es lo que hizo que se quisiera contar esta historia verdadera. La desolación que produce el hecho de ser testigos de semejante masacre, da cuenta del excelente tratamiento que le dio el director a los climas generados.
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