Las relaciones familiares han sido motivo de muchas películas, principalmente dramas contemporáneos que revisan los problemas de padres e hijos, conflictos entre hermanos o las complicaciones típicas del matrimonio en cualquiera de sus etapas. En este filme del director Curtis Hanson, que data de 1994, asistimos al viaje de fin de semana de un matrimonio con su pre-adolescente hijo y su perra. Pero no es un viaje común y corriente, sino una especie de turismo aventura en bote por los ríos y sus peligrosos rápidos y cascadas.
Gail, la madre, es una ex guía experta en rafting y, ya retirada, decide regalarle esta excursión a su pequeño hijo en el día de su cumpleaños. A regañadientes, su marido (con quien está evaluando la posibilidad de una separación) se suma al viaje, intentando recomponer la tensa situación marital que ambos atraviesan.
Hasta aquí todo parece un drama de recomposición familiar de este grupo que, mediante este viaje que realizan, podrán limar sus diferencias; sin embargo, a poco de salir, la travesía se convierte en desdicha: el clan familiar se topa con un terceto de maleantes que, en bote, escapan de la policía tras haber robado un importante botín. Gail y los suyos son forzados por los ladrones a ayudarlos a cruzar un peligrosísimo rápido llamado “El Gauntlet”. Así, la familia, tomada como rehén en su propia embarcación, intentará por varios medios escapar de las garras de los raptores.
El suspenso va in crescendo, ya que el director se toma los primeros cincuenta minutos de cinta para presentar a los personajes protagónicos, su situación y su primer amigable encuentro con los delincuentes, aún sin saber que serán victimizados por estos. Wade, el villano que comanda la huída (jugado muy cínicamente por un preciso Kevin Bacon) primero atrae al niño regalándole su gorra o invitándolo a su bote, y también intentará seducir a Gail, percibiendo el distanciamiento que guarda con su esposo, quien será el primero en darse cuenta que la situación está por trastornarse.
El pequeño Joseph Mazzello (el niño de Jurassic Park) protagoniza interesantes enfrentamientos, primero con su padre (el gran David Strathairn) y luego con Wade, cuando lo desafía constantemente con actitudes provocadoras.
La multifacética Meryl Streep se calza (en todo sentido) las ropas de esta Gail aventurera, enérgica, rebelde y especialista en rafting, enfrentando como actriz el desafío de manejar un bote como versada deportista, y lo logra con creces, a pesar de contar con una doble de riesgo en las escenas más osadas en el río.
Hanson, quien dos años antes había alborotado las pantallas con la comentada “La mano que mece la cuna", y luego de esta “Río salvaje” brilló en los Oscars con “Los Ángeles al desnudo”, se muestra como una autoridad en el manejo del suspenso, logrando con este filme (que hubiese sido mucho más pequeño de no contar con Streep y Bacon en los roles estelares – ambos nominados al Globo de Oro por esta historia) entretenernos por un rato y disfrutar del duelo actoral entre víctima y victimario. Las locaciones naturales funcionan como perfecto marco para esta historia de unión familiar, enfrentada a una fatalidad no buscada.
2 comentarios:
Es obvio q Meryl Streep puede hacer cualquier cosa, excelente actriz!!! La peli entretiene...
Rescataste esta peli que me encantó cuando la vi. Coincido, Bacon está genial en su papel de villano, y Meryl, cualquier cosa que haga, para mí esta bien.
Acertada crítica, Halbert.
sigo...
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