domingo, 11 de noviembre de 2007

Crítica - "El pasado", de Héctor Babenco: LA "ATRACCIÓN FATAL" LATINOAMERICANA (por halbert)

El que esté libre de haberse enamorado locamente que tire la primera piedra... Imposible pedírselo a Sofía que, más que enamorada, se encuentra obsesionada con Rímini, su esposo desde hace doce años que hoy ya es su ex. Ambos han decidido separarse de común acuerdo al comienzo de "El pasado", último filme de Héctor Babenco ("Pixote", "El beso de la mujer araña"). Luego de asistir al festejo en el que una gran amiga de ellos los homenajea como la gran pareja inseparable, Rímini y Sofía le revelan que ese amor que comenzó en la adolescencia se ha terminado: cada uno por su lado.
Sin embargo, no tienen problema en compartir la búsqueda de un nuevo departamento para cada uno y acordar en la división de los muebles y otros objetos. Lo único que queda sin repartir son las fotos, la gran cantidad de imágenes que los tiene juntos, abrazados, besándose, y que quedan "al cuidado" de Sofía.
Rímini acompaña su soledad con la ayuda de su trabajo de traductor y con el consumo de cocaína, y pronto encuentra consuelo en Vera, una bella modelo con quien comienza una seria relación.
Sofía sigue sola y no deja de llamar a su ex, al punto de acosarlo con llamados telefónicos, cartas, grabaciones en el contestador o yendo directamente a su departamento con cualquier excusa.
Con los años, Rímini irá perdiendo y ganando cosas, más lo primero que lo segundo: pierde a Vera, pero gana a Carmen – una compañera de trabajo; comienza a perder la memoria, lo que no le permite trabajar como traductor, pero gana un hijo que Carmen le da; luego pierde a Carmen, pierde a su hijo, pierde su paternidad, pierde su dependencia económica y todo empieza a desbarrancarse. Y mucho tiene que ver en todo esto Sofía, que a lo largo de los años no ha podido cortar el lazo con su hombre de toda la vida y continúa con un acoso constante, interviniendo en su vida y provocando, directa e indirectamente, todas las desgracias de Rímini. Durante todo este tiempo, Sofía no le pide volver, sino que no se olvide de ella, además de recordarle que deben dividir las fotos, el último bien que comparten.
La película, basada en la novela homónima de Alan Pauls, presenta a Gael García Bernal con una correcta composición de su Rímini, aunque no parezca dar exactamente con el physique du rol de hombre atormentado, dado su look por momentos adolescente; sí es de admirar su capacidad de amoldarse y actuar muy bien los diferentes acentos, ya sea esté filmando un filme español, argentino o mexicano. Analía Couceyro es la atribulada Sofía, aquí como una especie de Glenn Close en "Atracción fatal": violenta, obsesiva, psicótica... sin límites.
Babenco describe esta historia con un ritmo pausado pero con diálogos filosos y situaciones tensas, mayormente en el marco de una Buenos Aires triste, nocturna, apagada, casi como la existencia del joven traductor que un día decidió separarse para empezar una nueva vida, pasó por todos los estados anímicos y volvió (o no) con su eterna enamorada, al menos para llevarse las fotos que los muestra juntos, más juntos que el presente, o que el pasado.

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