Gratísima es la sorpresa que uno se lleva al terminar de ver este último filme de Quentin Tarantino. "Bastardos sin gloria", el séptimo escrito y dirigido por el (no tan) ènfant terrible, resulta un largo, sangriento y extenuante viaje, pero no por eso menos encantador. En este caso, Quentin insiste nuevamente con una historia de venganza o, mejor dicho, de varias venganzas.
La acción se desarrolla durante el primer año de la ocupación alemana de Francia, en donde la pequeña Shosanna presencia la ejecución de su familia a manos del coronel nazi Hans Landa (brillante y maquiavélico Christoph Waltz, ganador del Oscar por este rol, que descolla cada vez que aparece). Shosanna consigue ser la única sobreviviente y huye a París, donde en poco tiempo se forja una nueva identidad como dueña de un cine.
En otro lugar de Europa, el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) organiza un grupo de soldados judíos para tomar brutales represalias contra todo nazi que se les cruce por delante. Él y los suyos, conocidos como los bastardos del título, se unen a una actriz alemana (sorprendente Diane Kruger) que es una agente que trabaja para los aliados, con el fin de llevar a cabo una misión que hará caer a los líderes del Tercer Reich. El cine de Shosanna terminará siendo el escenario ideal para llevar a cabo una sangrienta (y explosiva) venganza.
Toda la larga secuencia final del filme resulta tan tensa como monumental: su puesta en escena es de una maestría tal que brinda un espectáculo que toca todos los sentidos. Tarantino construye un filme con largas secuencias dialogadas, pero no por ello carentes de suspenso, sino todo lo contrario. Superándose cada vez más, Quentin ofrece algo muy cercano a una obra maestra, no sólo por un guión atrevido que desafía a la Historia misma, sino por una suma de aciertos que van desde el casting a la reconstrucción de época, a la música, al uso de la cámara, al maquillaje, al montaje... Todo es brillante, y como espectadores lo celebramos. Gracias (una vez más) Quentin Tarantino, por hacer del Cine un arte con mayúsculas, que muchos, a veces, "bastardean".
Es impresionante la escena inicial, ese juego del gato y el ratón entre Waltz y la familia de Shosanna. En sí, todo el filme, una mirada nueva sobre el holocausto Nazi del siglo pasado. Me encanta que Tarantino trabaje con la historia, le sienta bien.
ResponderEliminarGran labor de Brad Pitt. Ya es hora de que lo premien.
Saludos
www.lamaquinarianocturna.blogspot.com
Todas las escenas (larguísimas) están buensísimas, tienen un suspenso creciente, y tanto la escena inicial como la secuencia final en el cine resultan antológicas. Gracias x pasar!
ResponderEliminarA mi me gustó, pero no como a todos. Creo que pecó de escenas largas y muy tediosas, pero en su conjunto está muy buena, aunque algo debajo de otras grandes de Tarantino como Kill Bill o Pulp Fiction.
ResponderEliminarSaludos!
Adoré esta peli, como siempre digo es también la venganza del cine hacia aquel cine mal usado. ¿no?
ResponderEliminarEsas referencias, esos diálogos cinéfilos (:P), las actuaciones, todooo. Un 10 redondo :)
Así es Dialo, adorada total!!! Yo ya había posteado sobre ésta al verla, pero la revisioné y quise re-postear la entrada para revivirla nuevamente!
ResponderEliminarDaniel, las escenas largas no hicieron más que aumentar el suspenso de lo que se venía, porque todas son escenas con suspenso in crescendo, muy bien logradas (la del inicio, la de la cantina, la del cine). GENIAL!