Frecuentemente sucede que las historias cinematográficas son más interesantes por cómo están contadas, más que por la temática tratada. “Atonement” (tal como reza su título original) tiene mucho de esto. El modo en que está narrada esta clásica historia de un amor, hace crecer el filme al nivel de una gran película épico-romántica.
Una mansión de la Inglaterra de 1935 es el escenario que presenta a Cecilia, la hija mayor de una familia de clase alta que coquetea con Robbie, el hijo de una de las criadas, un joven que se propone estudiar medicina. Ensayando en su máquina de escribir una carta con corte sexual para su enamorada, Robbie olvida romperla y llega por error a manos de Briony, la astuta hermanita menor de Cecilia, una aplicada escritora en ciernes que, a partir de su lectura, imaginará un perfil del muchacho que dista de la realidad y generará un caos familiar, y hasta policial.
El filme tiene una primera hora estimulante, donde se dan a conocer a los personajes. Con el acontecer de la historia en su segunda parte, y especialmente en el final, con un inesperado giro a cargo de la gran Vanessa Redgrave, se dota al filme de un meritorio cierre, generando la reparación o enmienda de culpa a la que hace referencia el título.
En lo formal, “Expiación, deseo y pecado” cumple sobradamente, por el típico brillo que suelen tener estas superproducciones en cuanto a puesta en escena y diseño de producción: por un lado asisitmos a un largo plano-secuencia de cinco minutos rodado en la playa francesa de Dunkerque con centenares de extras en constante movimiento, logrando un exquisito trabajo de steadycam; por otro, el montaje tiene especial presencia en la narración; algunos sucesos llegan al espectador desde una doble mirada: se los representa dos veces.
Una mansión de la Inglaterra de 1935 es el escenario que presenta a Cecilia, la hija mayor de una familia de clase alta que coquetea con Robbie, el hijo de una de las criadas, un joven que se propone estudiar medicina. Ensayando en su máquina de escribir una carta con corte sexual para su enamorada, Robbie olvida romperla y llega por error a manos de Briony, la astuta hermanita menor de Cecilia, una aplicada escritora en ciernes que, a partir de su lectura, imaginará un perfil del muchacho que dista de la realidad y generará un caos familiar, y hasta policial.
El filme tiene una primera hora estimulante, donde se dan a conocer a los personajes. Con el acontecer de la historia en su segunda parte, y especialmente en el final, con un inesperado giro a cargo de la gran Vanessa Redgrave, se dota al filme de un meritorio cierre, generando la reparación o enmienda de culpa a la que hace referencia el título.
En lo formal, “Expiación, deseo y pecado” cumple sobradamente, por el típico brillo que suelen tener estas superproducciones en cuanto a puesta en escena y diseño de producción: por un lado asisitmos a un largo plano-secuencia de cinco minutos rodado en la playa francesa de Dunkerque con centenares de extras en constante movimiento, logrando un exquisito trabajo de steadycam; por otro, el montaje tiene especial presencia en la narración; algunos sucesos llegan al espectador desde una doble mirada: se los representa dos veces.
Si bien James McAvoy y Keira Knightley conmueven, es la ascendente Saoirse Ronan (“El novio de mi madre”, "Desde mi cielo" y la inminente "Hannah", de este mismo director) que brilla y se destaca como la agitada Briony. La acertada elección de Redgrave como la Briony adulta da una magistral conclusión, que deja un innegable gusto amargo al finalizar esta historia de intento de redención.
Que buena reseña Halbert!!! Lo dijiste todo en forma concisa ;D
ResponderEliminarMe extraña si, que no le hayas puesto un excelente ;S
Esta peli tiene un trabajo exquisito, y una belleza en cada escena que verdaderamente se disfruta!!!
Realmente me pareció muy buena. Creo que no llega a EXCELENTE porque KEIRA nunca me convence demasiado... jeejej. No así, Saoirse, que me parece cada vez mejor actriz!!!
ResponderEliminar