Cada regreso de Roman Polanski al cine resulta, cuanto menos, intrigante y sugestivo. En esta oportunidad elige adaptar la novela "El poder en la sombra" ("The ghost") del autor y periodista británico Robert Harris.
Un joven escritor especializado en biografías es contratado para reescribir las memorias de Adam Lang, ex primer ministro inglés. La persona que se estaba encargando de la escritura era la mano derecha del ministro, pero ha muerto en un desgraciado (y sospechoso) accidente.
Para esto, el escritor tiene que trasladarse a la moderna y fría mansión que el político tiene en una alejada isla de la zona costera de los Estados Unidos, asentarse en el apartado hotelito del lugar y visitar a diario al ministro para que, en sus tiempos libres, pueda darle las entrevistas necesarias para lograr la escritura. Sin embargo, al día siguiente de su llegada, un ex secretario del gabinete británico acusa al ministro de haber autorizado la apropiación ilegal de sospechosos de terrorismo y de entregarlos a la CIA para que los torture.
Un joven escritor especializado en biografías es contratado para reescribir las memorias de Adam Lang, ex primer ministro inglés. La persona que se estaba encargando de la escritura era la mano derecha del ministro, pero ha muerto en un desgraciado (y sospechoso) accidente.
Para esto, el escritor tiene que trasladarse a la moderna y fría mansión que el político tiene en una alejada isla de la zona costera de los Estados Unidos, asentarse en el apartado hotelito del lugar y visitar a diario al ministro para que, en sus tiempos libres, pueda darle las entrevistas necesarias para lograr la escritura. Sin embargo, al día siguiente de su llegada, un ex secretario del gabinete británico acusa al ministro de haber autorizado la apropiación ilegal de sospechosos de terrorismo y de entregarlos a la CIA para que los torture.
Es por ello que el político deberá alejarse de la isla con todo su séquito, dejando solos en la mansión a su esposa (con quien se lleva pésimo) y al escritor que, con poco por hacer dada la ausencia del ministro, comienza a descubrir pistas que vinculan la muerte del anterior asistente con un oscuro secreto.
La atmósfera creada por Polanski a través de la puesta en escena es sencillamente maravillosa, destacando no sólo la escenografía y las locaciones, sino la atrapante música de Alexandre Desplat. La soledad de la isla, lo apartado de la casa y el constante clima lluvioso aportan a la incomodidad que este personaje siente a lo largo de los días. La antipatía del primer ministro y la poca colaboración que le presta para escribir sus memorias generan en el joven la sensación constante de preguntarse “¿qué hago aquí?”; un escritor sin nombre que está en el centro mismo de la historia y, al mismo tiempo, resulta un espectador de los principales eventos, que tiene frente a sí un acertijo que irá descubriendo de a poco.
La figura del escritor, interpretada por Ewan McGregor, indiscutido protagonista del 100% de las escenas del filme, fue uno de los grandes desafíos brillantemente cumplidos (de sólo pensar que el protagonista original era Hugh Grant eriza la piel). McGregor demuestra perfectamente los cambios que va teniendo su personaje, partiendo de cierta reticencia al momento de aceptar llevar el proyecto de escritura, hasta quedar totalmente involucrado con la investigación de hechos oscuros en el pasado del ministro.
Son muy interesantes las presencias de Pierce Brosnan y Kim Catrall como el ministro y su asistente, pero muy especialmente la actuación de Olivia Williams, como la esposa del político, que porta un fuerte y decidido carácter y tendrá un rol preponderante en la definición de la historia. Tom Wilkinson también tiene una participación especial, muy breve, pero clave en el guión; y el veteranísimo Eli Wallach juega el papel de un habitante de la isla que, en una sola escena, le dará una pista vital al protagonista, sin dejar de mencionar la inclusión de una secuencia en la que el GPS de un auto funciona como el mejor aliado para desenmarañar un enigma.
Misterio, suspenso, secretos revelados y un clima oscuro, ominoso, sombrío y gris resultan el entorno perfecto para este thriller político Ganador del 'Oso de Plata' en el Festival Internacional de Cine de Berlín, que, sin estridencias, genera en el espectador el nervio necesario (y la sorpresa final) para degustar este Polanski auténtico.
La atmósfera creada por Polanski a través de la puesta en escena es sencillamente maravillosa, destacando no sólo la escenografía y las locaciones, sino la atrapante música de Alexandre Desplat. La soledad de la isla, lo apartado de la casa y el constante clima lluvioso aportan a la incomodidad que este personaje siente a lo largo de los días. La antipatía del primer ministro y la poca colaboración que le presta para escribir sus memorias generan en el joven la sensación constante de preguntarse “¿qué hago aquí?”; un escritor sin nombre que está en el centro mismo de la historia y, al mismo tiempo, resulta un espectador de los principales eventos, que tiene frente a sí un acertijo que irá descubriendo de a poco.
La figura del escritor, interpretada por Ewan McGregor, indiscutido protagonista del 100% de las escenas del filme, fue uno de los grandes desafíos brillantemente cumplidos (de sólo pensar que el protagonista original era Hugh Grant eriza la piel). McGregor demuestra perfectamente los cambios que va teniendo su personaje, partiendo de cierta reticencia al momento de aceptar llevar el proyecto de escritura, hasta quedar totalmente involucrado con la investigación de hechos oscuros en el pasado del ministro.
Son muy interesantes las presencias de Pierce Brosnan y Kim Catrall como el ministro y su asistente, pero muy especialmente la actuación de Olivia Williams, como la esposa del político, que porta un fuerte y decidido carácter y tendrá un rol preponderante en la definición de la historia. Tom Wilkinson también tiene una participación especial, muy breve, pero clave en el guión; y el veteranísimo Eli Wallach juega el papel de un habitante de la isla que, en una sola escena, le dará una pista vital al protagonista, sin dejar de mencionar la inclusión de una secuencia en la que el GPS de un auto funciona como el mejor aliado para desenmarañar un enigma.
Misterio, suspenso, secretos revelados y un clima oscuro, ominoso, sombrío y gris resultan el entorno perfecto para este thriller político Ganador del 'Oso de Plata' en el Festival Internacional de Cine de Berlín, que, sin estridencias, genera en el espectador el nervio necesario (y la sorpresa final) para degustar este Polanski auténtico.
No me parecia tan buena. Que la clave sea la primer palabra de cada hoja es insultante... Y en la toma final cuando Mcgregor sale de plano es mas que previsible que vamos a ver las hojas del manuscrito traidas por el viento... en fin ... son gustos.... muy bueno el blog
ResponderEliminarFH