Es difícil poder narrar un guión almodovariano de manera simple, puesto que, según lo explicado sobre lo laberíntico de sus historias, ésta también tiene sus complejidades, además de una estructura narrativa con constantes saltos temporales y cambios de climas.
Estamos ante una historia de obsesión, represalias, manipulación, traición, apasionamiento, pecado y extorsión, ambientada en 1992 y 2008.
Almodóvar apela a un laberíntico esquema de cine dentro del cine, en donde el protagonista es Mateo (gran trabajo de Lluís Homar), un guionista y director que quedó ciego a raíz de un accidente ocurrido 14 años atrás. Éste va narrando en off su atormentado pasado, sus desventuras artísticas junto con su productora y confidente (vibrante Blanca Portillo), y especialmente su apasionado romance con quien se convertiría en protagonista de su película y en el objeto de su deseo: Lena (poderosísima presencia de Penélope Cruz), una aspirante a actriz vinculada afectivamente a un septuagenario y despiadado empresario (José Luis Gómez). A través de flashbacks se va descubriendo el velo de un pasado oculto que marcó para siempre al atribulado guionista, al punto de haberse cambiado el nombre a partir del penoso accidente que lo dejó sin vista.
En este filme Almodóvar inserta menciones explícitas al cine, desde "Ascensor para el cadalso" de Louis Malle, "8 y medio" de Fellini, "Viaje en Italia" de Rossellini, entre otras; además se autohomenajea por primera vez, introduciendo la filmación de una remake de "Mujeres al borde de un ataque de nervios", titulado "Chicas y maletas", que aparece casi al final del filme. En la presentación de los personajes de "Los abrazos rotos", estos escriben un guión, y la parte central de esta historia transcurre mayormente durante un rodaje. Es allí donde Mateo y Lena descubrirán su pasión por el otro, a pesar de que ella está comprometida con un hombre que la dobla en edad, pero que tiene el dinero suficiente para financiar la película y, por eso, poder controlarla día y noche.
Almodóvar apela a un laberíntico esquema de cine dentro del cine, en donde el protagonista es Mateo (gran trabajo de Lluís Homar), un guionista y director que quedó ciego a raíz de un accidente ocurrido 14 años atrás. Éste va narrando en off su atormentado pasado, sus desventuras artísticas junto con su productora y confidente (vibrante Blanca Portillo), y especialmente su apasionado romance con quien se convertiría en protagonista de su película y en el objeto de su deseo: Lena (poderosísima presencia de Penélope Cruz), una aspirante a actriz vinculada afectivamente a un septuagenario y despiadado empresario (José Luis Gómez). A través de flashbacks se va descubriendo el velo de un pasado oculto que marcó para siempre al atribulado guionista, al punto de haberse cambiado el nombre a partir del penoso accidente que lo dejó sin vista.
En este filme Almodóvar inserta menciones explícitas al cine, desde "Ascensor para el cadalso" de Louis Malle, "8 y medio" de Fellini, "Viaje en Italia" de Rossellini, entre otras; además se autohomenajea por primera vez, introduciendo la filmación de una remake de "Mujeres al borde de un ataque de nervios", titulado "Chicas y maletas", que aparece casi al final del filme. En la presentación de los personajes de "Los abrazos rotos", estos escriben un guión, y la parte central de esta historia transcurre mayormente durante un rodaje. Es allí donde Mateo y Lena descubrirán su pasión por el otro, a pesar de que ella está comprometida con un hombre que la dobla en edad, pero que tiene el dinero suficiente para financiar la película y, por eso, poder controlarla día y noche.
A la altura de sus grandes obras como "Carne trémula", "Todo sobre mi madre", "Volver" o la antedicha "La mala educación", aunque sin alcanzar momentos de intensa emoción, el cerebro de este director hace interactuar, en favor de la historia, los colores, los encuadres, los escenarios y el vestuario, los ampulosos diálogos, y muy especialmente la fotografía de Rodrigo Prieto y la presente composición musical de Alberto Iglesias, para crear su peculiar arte, y lograr un estilo estético y narrativo únicos.
Aplaudo tu acertada reseña. Homenaje, autohomenaje, entretenimiento, historias cruzadas y desordenadas... a mi no me emocionó, pero aún la tengo clavada en la cabeza. Nos hubiera tenido que representar en los Oscar. Una gran película.
ResponderEliminarSaludos!
http://cachecine.blogspot.com
Gracias Xavier! Yo la he disfrutado mucho, pero tampoco me emocionó. Me sorprendió ver que en algunos medios españoles destrozaron a la peli. Aquí en Argentina, los diarios principales la trataron muy bien. Veremos qué pasa con el público.
ResponderEliminarGracias por comentar!!!
Definitivamente, Almodóvar se crece en cada película. Una vez más nos vuelve a mostrar lo suyo y lo ajeno como algo propio de cada uno de nosotros.
ResponderEliminarUn saludo!