Crítica - "Las viudas de los jueves" (2009), de Marcelo Piñeyro: TRIBULACIONES DE LA CLASE ALTA (por halbert)

Este último filme de Marcelo Piñeyro inenta mostrar, dentro de los altos paredones que separan la vida de un country de la del resto, las relaciones entre diversas familias de una clase que ascendió con la época menemista y sufrió, como todos, los embates de la debacle delarruista. Piñeyro, creador de grandes éxitos como "Tango feroz" , "Caballos salvajes", "Cenizas del paraíso", "Plata quemada" o "El método" , adaptó a la pantalla grande (junto a Marcelo Figueras) la laureada novela de Claudia Piñeiro. La novela "Las viudas de los jueves", galardonada con el Premio Clarín de Novela 2005, es un retrato oscuro de una Argentina en decadencia: la del uno a uno, la de la ostentación, la de la hipocresía.

La película no es un thriller, como se ha podido leer en algunos medios; es un drama social, una pintura de una época en un ámbito elitista y cerrado como lo es un country suburbano. La historia hace un retrato coral de diversas mujeres de clase media alta que residen en Altos de la Cascada, una exclusiva zona, donde intentan mantener un estilo de vida, a pesar de las crisis financieras y personales. Los jueves, los hombres se reúnen entre ellos para jugar a las cartas, dejando solas a sus esposas; de ahí el título. Y allí están el Tano y Tere (Pablo Echarri y Ana Celentano), el matrimonio con más alto perfil dentro del predio; Ronnie y Maby (Leo Sbaraglia y Gabriela Toscano), los más "terrenales" dentro de ese suburbio; Martín y Lala (Ernesto Alterio y Gloria Carrá), los más disfuncionales como esposos y como padres; y los recién llegados Gustavo y Carla (Juan Diego Botto y Juana Viale), un marido golpeador y su victimizada débil mujer, respectivamente.

Los cuatro matrimonios entablarán diversas relaciones entre ellos, llevándolos a un desenlace trágico (pre-anunciado, ya que aquí se muestra desde los títulos de inicio cómo tres cuerpos sin vida flotan en una piscina).

La estructura del filme es fragmentada, moviéndose contínuamente entre el pasado y el presente, describiendo más que nada el modo de vida dentro del country y develando las personalidades de cada uno de los ocho protagonistas (sumando a dos adolescentes, hijos de dos de las parejas, que viven en carne propia la enajenación a la que han sido llevados). Al querer abarcar tantos personajes, el filme no alcanza a calar demasiado hondo en cada uno de ellos, dejando un sabor algo desabrido, cosa que con la novela no sucede.

La puesta en escena sobresale por sobre otras disciplinas: son de resaltar tanto el vestuario como el exquisito diseño de arte, sin olvidar la sugerente musicalización.

La sensación que queda al finalizar de ver "Las viudas..." es tan fría como la insanguínea y algo banal vida que llevan estas pobres mujeres; que, si bien algunas de ellas han perdido a sus maridos, al menos pueden estar tranquilas de cobrar el millonario seguro de vida por el fallecimiento de los mismos.