En sus comienzos, Kathy Bates captó la atención de los críticos y del público en los escenarios de Nueva York. Fue nominada a un premio Tony por su retrato de la hija suicida en Broadway de una producción original de la novela de Marsha Norman ganadora del premio Pulitzer , "Good Night, Mother" (Buenas Noches, Madre). También ganó un premio Obie por su papel como Frankie en la producción original fuera de Broadway de "Frankie and Johnny in the Clair de Lune". Nacida en Memphis, Tennessee, Bates obtuvo la licenciatura en Bellas Artes en 1970 en la Southern Methodist University (Universidad Metodista del Sur), que en 2002 le concedió el título de Doctora Honoraria.
En "Misery" (1990), de Rob Reiner, Annie Wilkes es una enfermera que vive aislada en un frío y nevado paisaje, con un gran embeleso por su escritor favorito. Es un personaje enajenado que cuando aparece va dotando a la historia de toda su dimensión, hasta apropiarse del máximo interés y, prácticamente, convertirse en la verdadera protagonista. Y eso la convierte en una villana muy particular, porque pocas veces un antagonista cobra tanta carnadura como para desplazar al protagonista. Y la enorme (en varios sentidos) Kathy Bates, lo consigue. La podemos ver y sufrimos por su culpa en este filme, adaptación brillante a cargo del prestigioso William Goldman de la estupenda novela del inagotable Stephen King.
La película nos cuenta cómo Paul Sheldon (interpretado por James Caan), un prestigioso novelista, concluye su última obra, en la que “mata” a Misery Chastain, el personaje que le dio éxito como escritor. Cuando abandona su refugio solitario, tiene un accidente por culpa del viento y la nieve. Al despertar de su inconsciencia se halla en casa de Annie, una (aparentemente) entrañable enfermera que lo cuida con esmero mientras reabren las carreteras tras el temporal. Pero enseguida Paul descubre que su cuidadora es su admiradora número uno, como ella misma se proclama, y su fanatismo empieza a parecer obsesivo, dejando entrever su lado más macabro y sádico.
Annie lo toma prisionero, mezclando una intensa admiración con salvaje brutalidad, capaz de cualquier cosa por retenerlo. Pero lo peor comienza cuando Annie descubre que la novela que acaba de escribir Paul, supone el fin de Misery, su idolatrado personaje protagonista. En consecuencia, empieza a desplegar una artillería pesada de maquiavélicas artimañas para que el escritor, atrapado e inmovilizado por la fractura de sus piernas, destruya su obra y escriba una nueva en su memoria.
Annie le facilita medicación para los dolores, comida y ropa limpia, pero lo retiene aislado, encerrado en su habitación y con brotes psicóticos cada vez más frecuentes que convierten el encierro de Sheldon en una verdadera tortura.
Ella, una mujer rústica y huraña, mantiene la tensión de la historia con su bipolar comportamiento, capaz de infringir dolor, para luego enternecerse y pedir disculpas, lo que hace todavía más temibles sus apariciones. Memorable es la escena en la que, tras descubrir los ocultos movimientos de Sheldon en su ausencia, decide darle un “toque” a sus tobillos, como castigo para acabar con sus planes de fuga. Y eso que el director “alivianó” la cuestión, no agregando otra escena (que sí está en el libro de King) en la que Annie le corta un dedo a Paul.
La actriz Kathy Bates logró una interpretación sublime, extraordinaria, gloriosa, única… Y no pasó desapercibida, logrando incluso el Globo de Oro y el Oscar a la mejor actriz protagónica.
Mete miedo, Kathy...
ResponderEliminarKathy está increíblemente siniestra en esta película pero a mi me gusta más en Dolores Claiborne...
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