miércoles, 12 de septiembre de 2012

Crítica - "Dos más dos" (2012), de Diego Kaplan: ESTA VEZ, EL DIRECTOR, SUMA... (por halbert)

 
Ser o no swingers… Ésa es la cuestión. Esta parece ser la premisa de la que parte “Dos más dos”.
La actividad del intercambio de parejas aplica a personas que desean darle “aire fresco” a su relación matrimonial o de novios, por lo que se deciden a tener relaciones sexuales con otras personas. En la mayoría de los casos, este fenómeno se presenta en parejas casadas que se involucran con un individuo soltero o con otra pareja. A pesar de que esta actividad es practicada por personas de todos los niveles económicos, razas y nacionalidades, existe un porcentaje más elevado de participantes que pertenecen a la clase media alta.

Diego y Emilia (Adrián Suar y Julieta Díaz) son un matrimonio desde hace 16 años, tienen un hijo adolescente, y un excelente pasar económico: él es un reconocido cardiólogo y ella una meteoróloga que trabaja en televisión. En el afán de mejorar su vida de pareja, será ella la que proponga un cambio; ¿de qué manera? Aceptando la propuesta de un matrimonio amigo, que los invita a practicar el swingerismo. Richard y Betina (Juan Minujin y Carla Peterson) llevan esta práctica hace algunos años, con excelentes resultados en su vida y en su relación de pareja.
La propuesta caerá como un baldazo de agua fría en Diego que, si bien se lo muestra como una eminencia en el campo de la cardiología, que actúa con seguridad y éxito en su disciplina; a la hora de evaluar semejante propuesta sexual, se lo ve perturbado, incómodo, inseguro, perplejo... Luego de casi dos décadas de vida matrimonial convencional, se enfrenta a un ofrecimiento que le costará aceptar.



El guión atraviesa este conflicto con mucha simpatía, con un enfoque algo naif, que causa enorme gracia, por el hecho de ver al protagonista sumergido en un submundo que le es ajeno y que, ante el pedido de su esposa (visiblemente insatisfecha), debe aceptar.
Allí radica la principal diversión de este último opus de Diego Kaplan, que muestra con mucho humor las peripecias de este hombre ante lo nuevo.
Es para destacar la graciosa secuencia en la que asisten a la primera fiesta swinger: allí Suar despliega un gran histrionismo, con su traje de antihéroe (al mejor estilo Woody Allen), trayendo a la pantalla grande uno de sus mejores roles cómicos. Se podría afirmar que es la vez que actúa mejor de él mismo.



Los otros miembros del cuarteto protagónico, además de la participación especial de Alfredo Casero, están a la altura, teniendo cada uno de ellos su propio lucimiento, en roles bastante "jugados", especialmente por lo que tienen que decir, hacer y mostrar. Estamos ante una película que tiene el sexo como tema central, por lo que era de esperar que se hablara claro del tema (y se mostrara también), pero se puso especial cuidado en no revelar más piel que la que pueda herir cierta sensibilidad, y no exponer el tema de modo que los adolescentes conozcan más de la cuenta.Cabe alcarar que el filme está calificado como apto para mayores de 16 años y, al margen de lo aludido sobre el cuidado puesto en el enfoque del tema central, hay términos y conceptos sobre sexualidad a los que un chico de 16 años no convendría que acceda todavía.


"Dos más dos" cumple con lo que promete, y más aún, dado que la película anterior de Kaplan es la frustrante y fallida "Igualita a mí", también con Suar y con Florencia Bertotti como su hija. Esta vez, el director propone una historia más divertida y adulta, una comedia que pareciera virar hacia el drama en su tramo final, pero que no desbarranca del camino seguido a lo largo de sus 110 minutos. Es un filme disfrutable por su guión, por las actuaciones y la puesta en escena casi hollywoodense. No sería raro que, en el país del Norte, Adam Sandler se le animara a la remake: "Two + two".


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